CREATIVIDAD Y MODALIDADES DE COMUNICACIÓN Y COMPRENSIÓN EN PSICOANÁLISIS
¿Per via di levare y/o per via di porre y/o per via di creare? (#).
Por Dr. Ismail YILDIZ, Médico Psicoanalista online individual y de pareja, Docente de Psicoanálisis y Supervisor, Bogotá, Colombia.
Para saber más sobre quién soy y qué hago.
Publicado en la revista Psicoanálisis (Vol.XXII,No.2, p.9-24,2010; y Vol.XXIII, No.1, p.13-28, 2011) de Asociación Psicoanalítica Colombiana. Este artículo es una ampliación importante del trabajo presentado en el Congreso de FEPAL en Bogotá el 25 de septiembre de 2010..
Per via di levare y/o per via di porre y/o per via di creare? (#).
#: Esta frase alude al símil que hace Freud entre el Arte y las Psicoterapias (sugestiva y psicoanálisis); para ello, utiliza la frase de Leonardo «per vía di levare (quitando, como en la escultura), o por vía de porre (poniendo, como en la pintura)»: La pintura, dice Leonardo, trabaja «per vía de porre»; en efecto, sobre la tela en blanco deposita acumulaciones de colores donde antes no estaban; en cambio, la escultura procede «per vía de levare», pues quita de la piedra todo lo que recubre las formas de la estatua contenida en ella. De manera en un todo semejante, la técnica sugestiva busca operar «per vía de porre»; no hace caso del origen, de la fuerza y la significación de las síntomas patológicos, sino que deposita algo, la sugestión, que, según se opera, será suficientemente poderosa para impedir la exteriorización de la idea patógena. La terapia analítica, en cambio, no quiere agregar ni introducir nada nuevo, sino restar, retirar, y con ese fin se preocupa por la génesis de los síntomas patológicos y la trama psíquica de la idea patógena, cuya eliminación se propone como meta. El tercer elemento, «per vía de creare» (por creatividad, del analista y del analizando) corresponde a la propuesta del Autor (Nota de la Editora).
Resumen
Se exploran las modalidades del conocimiento del analista a sí mismo y a su analizando. Estas modalidades abarcan no solamente el uso de elementos preexistentes en los dos, sino también mecanismos que crean nuevas representaciones en las relaciones interpersonales y en la soledad.
La creatividad es el factor principal en los procesos de humanización y evolución cultural. En la evolución de la cultura occidental, Freud descubrió el inconsciente dinámico e inventó el método psicoanalítico. Los desarrollos del psicoanálisis posfreudiano enfatizaron más los modelos mentales interpersonales (teorías objetales, teorías de intersubjetividad y vincular). Al mismo tiempo la teoría de técnica psicoanalítica se amplió con posibilidades de creación de nuevas representaciones, nuevos sentidos y nuevas estructuras psicológicas en las relaciones entre el analista y el analizando.
Dentro de estos desarrollos, el psicoanálisis vincular teoriza la creación de nuevas representaciones en todos los sujetos que participan a una relación significativa. Considera que las partes ajenas anteriores de un sujeto (partes que no tienen representaciones en otro sujeto) afectan necesariamente al otro y crean nuevas representaciones y nuevos orígenes. Además, postula que cada sujeto tiene partes ajenas para sí mismo que no tendrían representaciones. Propone un mecanismo de conexión en cada sujeto que crearía nuevas representaciones a partir de partes ajenas del otro o de sí mismo.
En este trabajo, aceptando y ampliando la teoría vincular, se proponen nuevos modelos de funcionamiento mental: intrapersonal e interpersonal.
En el modelo intrapersonal, el yo consciente e integrado del sujeto tendría seis modalidades posibles de comunicarse con sus otras partes y comprenderse mejor. Estas modalidades incluyen las comunicaciones de esta parte del yo del sujeto con sus partes siguientes: partes consciente-preconscientes integradas, partes disociadas, partes reprimidas, representaciones del pasado (para su resignificación), partes ajenas para sí mismo y parte creativa específica.
En el modelo interpersonal se proponen 42 modalidades diferentes de comunicación y eventualmente comprensión para el analista con su analizando. Estas modalidades corresponden a las comunicaciones de 7 partes diferentes postuladas del analista con cada uno de 6 partes diferentes postuladas del analizando. Existen también otras tantas posibilidades para el analizando.
El autor postula también posibilidades de afectación de la parte ajena del analista para sí mismo por diferentes partes del analizando. Estas afectaciones podrían ser contenidas y eventualmente conectadas creando nuevos sentidos. En casos contrarios llevarían al analista a la actuación, a las neurosis y/o a las psicosis de contratransferencia. Piensa también que este tipo de afectación en las relaciones interpersonales puede ser uno de los factores de enajenación o psicotización.
El autor considera importantes los diferentes mecanismos de creatividad, incluyendo la creatividad específica que propone, en las relaciones interpersonales y en la soledad. Efectivamente, en varias de las modalidades propuestas se crean nuevas representaciones en el analista y en el analizando. Piensa que la creatividad es la parte principal de los sentimientos de libertad y poder. Finalmente, explica las consecuencias de la creatividad del analista y del analizando en la epistemología y ética psicoanalítica.
Palabras claves: Humanización, creatividad, comunicación, comprensión, vínculos y ajenidad.
CREATIVITY AND MODES OF COMUNICATION AND UNDERSTANDING IN PSYCHOANALYSIS
¿Per via di levare y/o per via di porre y/o per via di creare?
Summary
The modalities of knowledge of analyst to himself and to his patient are explored. These modalities include not only the use of pre-existing elements in the both, but also mechanisms which create new representations in interpersonal relations and loneliness.
Creativity is the key factor in the humanization and cultural evolution processes. In the evolution of western culture, Freud discovered the dynamic unconscious and invented the psychoanalytic method. Developments of postfreudian psychoanalysis emphasized more interpersonal mental models (theory of object, theories of intersubjectivity and attachment). In the same time the theory of psychoanalytic technique was expanded with possibilities of creation of new representations, new meanings and new psychological structures in relations between the analyst and the patient.
In these developments, the psychoanalysis of attachment theorizes the creation of new representations in all subjects participating in a meaningful relationship. Believes that the previous foreign parts of a subject (parts that no have representations in the other subject) necessarily affect the other subject and create new representations and new origins. Also postulates that each subject has foreign parts for himself which would not have representations. Proposes a mechanism of connection in every subject that would create new representations from foreign parts of other or from his own foreign parts.
In this work, accepting and extending theory of attachment, new models of mental functioning are proposed: intrapersonal and interpersonal.
In the intrapersonal model, the conscious and integrated ego of subject would have six possible modalities to communicate with its other parts and would have to better understand to himself. These modalities include communications of this part of the ego of the subject with its following parts: conscious-pre conscious and integrated parts, dissociated parts, repressed parts, representations of the past (for its re-signification), foreign parts for himself, and specific creative part.
In the interpersonal model 42 different modalities of communication, and eventually understanding for the analyst with his patient are proposed. These modalities correspond to communications from 7 different parts postulated of analyst with each of 6 different parts postulated of the patient. There are also 42 possibilities for the patient.
The author postulates also possibilities of affectation of analyst’s foreign part for himself by different parts of the patient. These effects could be contained and eventually connected, and so create new senses. In contrary cases would lead to the analyst to the acting outs, the countertransference neuroses and/or countertransference psychoses. Also thinks that this type of affectation in interpersonal relations can be one of the factors of alienation or psychotization.
The author considers important the different mechanisms of creativity, including specific creativity which proposes, in interpersonal relations and loneliness. Indeed, several of the modalities proposed create new representations in the analyst and the patient. He believes that creativity is the main part of the feelings of freedom and power. Finally, explains the consequences of the creativity of the analyst and the patient in psychoanalytic ethics and epistemology.
Key words: humanization, creativity, communication, understanding, attachment and foreignness.
- INTRODUCCIÓN
La meta principal del psicoanálisis como ciencia es la investigación y el conocimiento del funcionamiento psicológico del ser humano. Si aceptamos que el ser humano ha evolucionado y evoluciona (biológica y culturalmente), conocer esta evolución puede ayudarnos a comprenderlo mejor en su actualidad y eventualmente prever su futuro. El mismo conocimiento puede favorecer también una mejor comprensión de la situación psicoanalítica.
De otra parte, el conocimiento de la realidad (sensible, inteligible, psicológica) se basa, aparte de la capacidad innata del ser humano, en el aprendizaje y eventualmente en la creación de nuevas representaciones sobre las realidades que se presentan. Para que un conocimiento no sea totalmente subjetivo (solipsista) y se acerque a cierto grado de objetividad, es necesaria su validación o aceptación por otros sujetos. La relación entre varios sujetos con vista al compartir un conocimiento (coincidir en sus juicios) da lugar a la intersubjetividad o lo intersubjetivo (Renik, 2000; Ferrater Mora, 2004). Las ciencias naturales tratan de eliminar el subjetivismo utilizando la experimentación para que un enunciado científico tenga la misma validez para todas las personas. Mientras que en las ciencias del espíritu (ciencias humanas o sociales) la experimentación resulta ser imposible y la intersubjetividad se vuelve indispensable para convalidar conocimientos o crear consenso.
El psicoanálisis, por estudiar y conocer no solamente los comportamientos observables sino, y sobre todo, la realidad psicológica particular, singular y original de cada analizando, es la ciencia mas subjetiva e intersubjetiva. Por otro lado, el psicoanálisis amplió el campo de conocimiento más allá de la conciencia, incluyendo las fantasías y otros factores inconscientes, deducidos a partir de sus efectos.
Al mismo tiempo, el psicoanálisis, aun aceptando la singularidad y originalidad de cada ser humano, en sus metas de acercarse a las ciencias naturales, es decir, explicar la causalidad psicológica y sus mecanismos subyacentes, tiende a buscar generalizaciones, a explicar el presente de cada analizando basándose en su pasado y a predecir su futuro, y por ende, tiende a buscar mayor eficiencia en su aplicación terapéutica. Todo esto parece también posible porque los seres humanos compartimos la herencia biológica sobre la cual se construye lo psicológico de cada uno. Además, por la similitud de crianza tenemos muchos mecanismos psicológicos en común. Estas partes comunes (generalizables) deben ser las que nos permiten sentir como iguales o similares a otros seres humanos, a pesar de diferencias, alteridad o ajenidad de cada uno frente a los otros. Esas mismas partes comunes deben permitir en las relaciones interpersonales, más especialmente en la situación psicoanalítica, la empatía (proyección de partes principalmente emocionales de uno sobre el otro, identificación transitoria) y el sentimiento de comprensión de la realidad psicológica del otro.
Sin embargo, si la capacidad de comprensión interpersonal se limitara a la empatía no sería posible la comprensión de partes diferentes de otros sujetos. En consecuencia es necesario postular otros mecanismos, aparte de empatía, que expliquen la comprensión de las partes diferentes de otros (singularidades, alteridades, ajenidades), incluyendo sus creatividades nuevas (originalidades) durante las relaciones o en la soledad.
En este trabajo exploro las modalidades del conocimiento del analista a sí mismo y a su analizando. Esas modalidades abarcan no solamente el uso de elementos preexistentes, sino también mecanismos que crean nuevos conocimientos (representaciones) en las relaciones interpersonales y en la soledad.
Para facilitar la comprensión de esta exploración reviso primero brevemente la creatividad en los procesos de humanización y evolución cultural, el descubrimiento y el invento freudianos, y la evolución de las teorías psicoanalíticas.
- HUMANIZACIÓN Y EVOLUCIÓN CULTURAL
Todo indica que el hombre animal surgió de la evolución biológica. Los primeros primates aparecieron hace unos 65 millones de años y los primeros homínidos hace 4 millones de años. Homo habilis y Homo erectus aparecieron hace unos 2,5 millones y 1,5 millones de años respectivamente, y desaparecieron posteriormente. Homo sapiens sapiens apareció con su aspecto biológico actual hace unos 200 mil años. Sin embargo, el hombre humano aparece, con un “gran salto” cultural o explosión creativa, hace unos 40-50 mil años. En este proceso de humanización, casi de repente, se crean, se mejoran y se varían sin parar, instrumentos y armas; se fabrican objetos con fin ornamental y representacional, su capacidad artística se plasma en pinturas rupestres. Desde entonces no dejó, no dejamos, de dar saltos culturales (cambios creativos), acumularlos y transmitirlos. Estas características del hombre humano (creación de cultura y su transmisión cultural) lo diferencia de todas otras especies animales (Alexander, 1979; Ruse, 1986; Ayala 1987, Moreno, 2002).
Al contrario de la evolución biológica, que es el producto del “azar creador” (mutaciones y recombinaciones biológicas, y selección natural) y no tiene ninguna meta, con la adquisición y el mantenimiento de la capacidad creativa, el hombre humano se volvió diseñador: puede fijarse metas conscientes (teleología), más acá de sus instintos, para cambiar a sí mismo, su mundo y su destino. Así ha escapado, y escapa, parcialmente a la maquinaria darwiniana. Además, la evolución cultural es mucho más veloz que la evolución biológica.
No se sabe cómo ocurrió la humanización (adquisición de la capacidad creativa), aparentemente en la misma especie, sin cambios físicos significativos (no detectables actualmente en los fósiles), después de 160 mil años de evolución biológica. Algunos consideran que la parte específicamente humana del hombre pudo surgir progresivamente como un acontecimiento epigenético sobre muchas capacidades preexistentes en los homínidos. Otros opinan que pudieron haber ocurrido algunas mutaciones y recombinaciones genéticas favorables en pocos individuos e iniciar así la explosión creativa o el “gran salto”.
Hay que enfatizar aquí que el lamarckismo no funciona. Es decir que las características y conocimientos adquiridos por aprendizaje no se transmiten biológicamente (por genes) a la generación siguiente. En consecuencia, el mito de humanización descrito por Freud – la matanza del padre en la horda primitiva y consecuente instauración de la prohibición del parricidio y del incesto- no pudo ser transmitido filogenéticamente (Freud, 1913). Sin embargo, un tal proceso de humanización pudo transmitirse culturalmente de generación en generaciones, como sigue ocurriendo actualmente en la trasmisión (consciente e inconsciente) de “idiosincrasias” familiares, actitudes y valores de una cultura particular a las generaciones siguientes.
Recordar y repensar algunas especificidades del hombre humano, sus diferencias más importantes de otras especies animales, nos puede facilitar el acercamiento a la comprensión de cómo funcionan nuestra mente, nuestras comunicaciones y comprensiones, y aun nuestra creatividad y libertad.
Como vimos, en el proceso de humanización, el ser humano dejó de desplegar únicamente sus potencialidades genéticas como otras especies animales (saber instintivo o pautas de comportamientos fijos) y empezó además a crear cultura y transmitirla culturalmente. La historia de la humanidad está llena de creación de nuevos objetos, nuevas valores y actitudes, nuevos lenguajes hablados, nuevos conceptos y nuevas palabras dentro de lenguas ya existentes.
El uso del lenguaje verbal debía ser, y es, un factor importante, sino crucial, en el aprendizaje y la trasmisión de la cultura (contar cuentos, referirse a los ausentes, explicar relaciones y causalidades), suplementando el método ostensivo de enseñanza y aprendizaje (mostrando e imitando). Efectivamente, algunas especies animales tienen una creatividad muy limitada y la transmiten por el método ostensivo.
Los seres humanos tenemosautoconciencia y conciencia de nuestra propia muerte; tenemos tendencia a proyectarnos hacia el futuro, a preguntar sobre todas las cosas y a explicarlas. Estas características pueden explicar la creación de mitos, religiones, filosofías, y finalmente ciencias sociales y naturales.
El ser humano, más allá de sus instintos animales (autoconservación y reproducción), creó, y crea, valores, símbolos, sentidos, metas, emociones, pasiones, inhibiciones y síntomas específicamente humanos. Todas estas características hacen al ser humano mucho más complejo que otras especies animales, y también más interesante.
La mayor capacidad de comunicación y comprensión del ser humano que le permite no solamente aprender de experiencias y conocimientos de otros, sino transmitir culturalmente (transmisión no biológica de información) sus experiencias, sus conocimientos y su creatividad a los otros y a futuras generaciones. De hecho, mi meta principal de publicar este trabajo es intentar comunicar a los otros y a futuras generaciones la profundización en las modalidades intrapersonales e interpersonales de comunicación y comprensión, y más especialmente en la situación psicoanalítica.
III. DESCUBRIMIENTO Y CREACIÓN FREUDIANOS
Como es conocido, el gran descubrimiento de Freud fue el inconsciente dinámico en el funcionamiento mental del ser humano; y su gran invención (creatividad) fue el método psicoanalítico.
Al lado de las teorías divergentes sobre ciertos aspectos del psicoanálisis, la asociación libre –y atención flotante- en el método psicoanalítico sigue vigente tal cual como Freud la había propuesto. Freud pensaba que los afectos bloqueados o reprimidos se transformaban en conversiones somáticas, o se desplazaban sobre representaciones diferentes produciendo fobias y obsesiones, o se permutaban en angustia o en sus equivalentes. Consideraba que la función del yo es moderar las variaciones excesivas de los afectos para impedir su desorganización y así preservar la capacidad de pensamiento. Para realizar lo anterior, el yo, aparte de realizar eventualmente la acción específica que le da satisfacción, utiliza la descarga de una cantidad de afecto por la motilidad y la secreción (emoción y actuación) y/o establece lazos por medio de trabajo asociativo por el cual el monto de afecto se liga dividiéndose y distribuyéndose a varias representaciones entrelazadas. La solución que ofrece el psicoanálisis al bloqueo de afectos, la “cura por palabra”, es que el lenguaje hablado puede obrar como sustituto de la acción, lo que abre para el afecto una solución alternativa para ser abreaccionado (catarsis). Además de la función de descarga moderada de afectos reprimidos por la palabra en la asociación libre, Freud pensaba que esas asociaciones de representaciones de palabras llevaban progresivamente a los recuerdos de vivencias traumáticas y reprimidas. Por estas razones la asociación “libre” de representaciones de palabras del analizando se volvió la regla fundamental del método psicoanalítico y sigue vigente. Al mismo tiempo las palabras del analista son los instrumentos por excelencia de su comprensión e interpretación (Green, 1973; Para una revisión de la evolución de teorías de S. Freud ver: Yildiz, 2006c).
Con el tiempo, Freud mismo transformó esta teoría unipersonal (paciente como objeto de estudio) en una teoría interpersonal, añadiendo sus teorías de transferencia y resistencia. Sin embargo, al mismo tiempo trató de suprimir los efectos posibles sobre el analizando de la personalidad del analista y de las modalidades de sus interacciones, proponiendo los conceptos del analista-espejo y su neutralidad.
A pesar de las pruebas evidentes sobre la existencia del inconsciente dinámico aun en neurociencias (Llinás, 2003; Castillo C., 2006), nuestras incertidumbres y hasta nuestra ignorancia persisten sobre su fundación, evolución y funcionamiento, como también sobre el funcionamiento mental en general. Entonces se construyen modelos comprensivos (metapsicológicos, no verificables o no falseable) sobre su funcionamiento.
En los modelos que Freud propuso (1915b, 1915c, 1923, 1933), al nacer no existe separación entre sistemas consciente-preconsciente (Cc-Prec.) e inconsciente (Inc.) (tampoco entre el ello y el yo). Esta separación ocurre posteriormente por la represión originaria y se mantiene por la represión secundaria. Se acepta que la represión “freudiana” se culmina con la represión del complejo edípico, que instaura también el superyó freudiano, a los 5-7 años. La instauración del inconsciente dinámico parece ser el factor de predisposición a la neurosis y a la psicosis en el ser humano. No sabemos si es también un factor (o el factor) que permitió la humanización inicial y permite la humanización de cada cachorro humano.
Freud pensó que, después del periodo de narcisismo primario, las relaciones del infante se transforman en relaciones objetales donde se forman huellas mnémicas y representaciones (con sus afectos) que se reprimen posteriormente. También se fundan (se originan) en esos periodos las bases de normalidad y patología. Las enfermedades mentales que aparecen posteriormente ante frustraciones son regresiones a etapas anteriores del desarrollo (puntos de fijaciones). En este modelo freudiano no hay mucho lugar a la creatividad después de la represión del complejo edípico.
Para explicar algunas fallas de comprensión del analista, Freud propuso la posibilidad de que el analista tenga “puntos ciegos” y contratransferencia. Pensaba que estas “imperfecciones” del analista podían evitarse con un autoanálisis o con un análisis con otro analista (Freud, 1904, 1912, 1914).
La creencia en la posibilidad de un analista sin puntos ciegos creó también la esperanza y el mito de un analista completamente analizado que comprende todo de su analizando e interpreta rápidamente, como una traducción espontánea. Posteriormente se aceptó que la contratransferencia es inevitable. Sin embargo muchos creyeron que esta transferencia del analista se producía solamente como reacción inconsciente a la transferencia del paciente. Los términos todavía usados de contratransferencia, contra-resistencia, contraidentificación proyectiva y contra-acting out connotan nuestra tendencia de seguir creyendo en alguna parte al mito mencionado, que era, y es, una forma de autoglorificación – el analista no comete ninguna imperfección si no la hace primero el analizando-, y en consecuencia, una intención implícita de responsabilizar a los pacientes de los fracasos de sesiones o todo un tratamiento psicoanalítico.
De otro parte, la creencia al mito anterior implicaba además que: el efecto terapéutico del psicoanálisis se limita a hacer consciente lo inconsciente del paciente; no se crean nuevos hechos, nuevas representaciones ni nuevos sentidos durante el proceso psicoanalítico; y por ende, no existe creatividad ni libertad en la situación psicoanalítica. Es probable que la valoración a extremo del determinismo psicológico por Freud no le haya permitido conceptualizar la imaginación y la proyección en el futuro de sus pacientes, ni pensar en la posibilidad de la creatividad en el analista y el analizando.
- EVOLUCIÓN DE TEORÍAS PSICOANALÍTICAS
Al lado de modelos de la mente unipersonal predominantes en Freud, surgieron progresivamente teorías que tomaron en cuenta más las interacciones o las relaciones (vínculos) con el objeto, el otro y los otros (Klein, Fairbairn, Hartman, Sullivan, Erikson, Balint, Winnicott, Bion, Lacan, Kohut, Kernberg). (Para una revisión de estas teorías ver: Yildiz, 2008a).
Además, nuevos modelos del desarrollo del infante y del niño fueron construidos, ya no solamente desde el psicoanálisis de los adultos y niños, sino incluyendo las informaciones y las comprensiones de observaciones con “ojos y oídos psicoanalíticos” de ellos, y sus relaciones con sus cuidadores. Esos nuevos modelos enriquecen nuestra comprensión del desarrollo infantil, suplementan nuestros conceptos de normalidad y patología, y ayudan también a una mejor comprensión del proceso psicoanalítico con los adultos.
Dentro de los nuevos modelos del desarrollo, Mahler (1979) describió los procesos de separación-individuación y las actitudes de la madre que los favorecen o perturban generando mayores angustias de separación y eventualmente psicosis simbiótica (falla en la construcción de la alteridad). Mientras que Bowlby (1969) demostró que la formación de un vínculo afectivo (attachment) es una conducta instintiva diferente de la alimentación y de la sexual. Describió también en detalles las relaciones y comunicaciones entre infante y su cuidador que llevan a la construcción y mantenimiento de un vínculo (apego) sereno o ansioso, y sus consecuencias.
Paralelamente a la valoración del “aquí y ahora” del analizando con el analista para reediciones del pasado y elaborar sus conflictos, como ya he señalado antes, tomaron cada vez más fuerza las teorías que enfatizan mucho más la interacción entre el analista y el analizando, y las posibilidades de creación de nuevas representaciones, nuevos sentidos y nuevas estructuras psicológicas en esta interacción. Aunque Strachey (1934) haya propuesto muy temprano la creación de un objeto nuevo (ni bueno ni malo) en la mente del paciente a partir de sus interacciones y las interpretaciones mutativas del analista, la mejor comprensión y teorización de creatividad se realizaron durante las últimas décadas, no solamente en los analizandos con déficit estructural (Killingmo, 1989), sino en todas las relaciones interpersonales como proponen las teorías de intersubjetividad (Stern, 1985; Emde, 1999; Stolorow y col., 2004; Liévano R., 2009) y del psicoanálisis vincular (Berenstein, 2001, 2004; Moreno, 2002).
Stern (1985) describió el desarrollo de un mundo interpersonal en el infante como resultado de relaciones íntimas del self con los otros. Este mundo interpersonal es en gran medida un mundo afectivo, en el cual el desarrollo es estimulado mediante la “entonación afectiva” (empatía) de la madre, es decir, por la capacidad de respuesta intersubjetiva de la madre a los afectos de su infante.
Stern considera que los primeros sentidos de self (emergente y nuclear) operan fuera de la percatación y son una integración experiencial y no una construcción cognitiva.
La creación de intersubjetividad envuelve el aprendizaje de que la propia vida subjetiva puede compartirse con el otro. Se crea un proceso empático como puente entre dos mentes y una capacidad para la intimidad psíquica. Los deseos, los miedos, las prohibiciones y las fantasías de los padres bosquejan las experiencias psíquicas del niño y crean la idiosincrasia familiar y cultural de maneras de sentir, pensar y expresar las emociones.
El sentido de un self verbal empieza a formarse después de la constitución del sentido del self intersubjetivo, gracias también a las relaciones interpersonales. El lenguaje verbal crea significados (simbolización) compartibles sobre el sí mismo y el mundo. El significado resulta inicialmente de negociaciones interpersonales entre el cuidador y el niño. Tales significados crecen, se desarrollan y cambian en las interrelaciones con otros mediadores socializantes. Todas las experiencias y memorias de coherencia, mismidad, continuidad e intersubjetividad existen inicialmente sin palabras. Las experiencias y los conceptos aparecen primero y después las palabras se vinculan a ellos.
Stern acepta la creatividad, nuevos orígenes, en la normalidad y patología, durante toda la vida y durante el proceso psicoanalítico (Stern y col., 1998). El desarrollo de los sentidos del self continúa sin cesar, constantemente puesto al día. El sistema sigue también abierto al daño patógeno, crónico o agudo.
Emde (1987, 1999) considera que las emociones están ligadas a las experiencias de relaciones repetidas en el pasado (esquemas emocionales del self en relación con otros) y tienden a activarse en circunstancias presentes similares. Estos esquemas emocionales se modifican continuamente en un funcionamiento adaptativo, presentan cambios y también continuidad en medio de nuevas experiencias interpersonales. Dichos esquemas vienen a ser la base para la organización del self y para la transferencia.
En la situación psicoanalítica, al lado de aceptar la repetición del pasado y su remodelación, Emde enfatiza la importancia de la creatividad y de nuevos comienzos. Piensa que las consecuencias clínicas del modelo de esquemas emocionales del self en relación con los otros, surgen de la consideración de la situación psicoanalítica como un proceso en desarrollo. Los sentimientos de seguridad y de confianza permiten asociaciones libres con la experiencia del presente y del pasado. Progresivamente se van activando los esquemas emocionales del self en relación con los otros que son importantes. Las experiencias afectivas en el aquí y el ahora adquieren una nueva relevancia y se hacen posibles las reorganizaciones de estos esquemas o “nuevos comienzos” (Balint, 1967). Nuevos componentes y configuraciones emocionales suelen emerger en nuevos contextos de relaciones y, sobre todo, en el proceso psicoanalítico.
Emde piensa que el ser humano se caracteriza por una habilidad para construir alternativas imaginadas, así como mundos internos que pueden tener resultados creativos con los otros. En el proceso del psicoanálisis, las “experiencias como si” de la transferencia brindan oportunidades de mejorar las alternativas.
Los intersubjetivistas como Stolorow y Atwood (2004) consideran que el desarrollo de la experiencia personal siempre tiene lugar en un sistema intersubjetivo continuado. Y llegan hasta afirmar que el cambio en el análisis no se consigue alterando o eliminando los patrones organizadores preexistente del paciente, sino se consigue a través de nuevas experiencias de relación con el analista que facilitan el establecimiento de principios organizadores alternativos.
El psicoanálisis vincular (Berenstein, 2001, 2004) afirma también la creación de nuevas representaciones y nuevos orígenes en todos los vínculos. El vínculo se redefine como una relación interpersonal significativa en cualquier edad donde los sujetos interactuantes se afectan mutuamente con sus partes ajenas. Se entiende que las partes ajenas del otro son todas sus partes que no tienen representación en el primer sujeto. Dentro de esta perspectiva, Moreno (2002) propone un nuevo mecanismo psicológico, mecanismo de conexión, para explicar la creación de nuevas representaciones en esas interacciones. Este autor postula que cada persona tiene, aparte de sus representaciones conscientes e inconscientes – que denomina cuenta psíquica o sistema asociativo- otras partes existentes pero sin representaciones que denomina la parte ajena de uno mismo. Estas partes ajenas para uno mismo estarían compuestas por huellas mnémicas, inconsistencias emergentes del sistema asociativo y partes excedentes de pulsiones del ello que no se volvieron nunca representaciones.
Pienso que, en esta parte ajena de uno mismo podemos añadir las percepciones subliminales que recibimos todo el tiempo, las partes no elaboradas de vivencias traumáticas del pasado, las partes del sujeto donde falló el proceso de narcisización (debido a descalificación primaria o indiferencia del otro) (Bleichmar, 1983) y el inconsciente invalidado de la teoría de intersubjetividad (experiencias que no han podido ser articuladas porque nunca evocaron respuesta del entorno) (Stolorow y col., 2004). Podemos también sugerir que las representaciones fragmentadas y/o desintegradas por alguna vivencia traumática nueva (como en los procesos de despersonalización, desrealización, desintegración del self) se vuelvan como parte ajena para uno mismo (neurosis y psicosis traumáticas).
Según Moreno, el mecanismo de conexión puede crear nuevas representaciones no solamente a partir de partes ajenas del otro, sino también, a partir de partes ajenas de uno mismo. Podemos pensar que con el funcionamiento de mecanismo de conexión podemos conocer y comprender cada vez más al otro y a nosotros mismos, dicho de otra manera, seríamos cada vez menos ajenos al otro y a nosotros mismos. Este mecanismo de conexión sería un poco análogo a la función alfa y al aparato de crear pensamientos, propuestos por Bion (Grinberg y col., 1991).
De otro lado, podemos considerar como análogos los elementos alfa a las representaciones, y los elementos beta y los “objetos bizarros” a las partes ajenas de uno mismo. Esta analogía nos permite también hipotetizar que la parte ajena de uno mismo sea equivalente a la parte psicótica de la personalidad conceptualizada también por Bion. Asimismo, el proceso de psicotización sería como un aumento de la parte ajena de uno mismo (enajenación) por la desintegración de representaciones existentes (como una destrucción de elementos alfa y formación de elementos beta o de “objetos bizarros”). Volveré sobre este tema en la sección V.2.
Para integrar los efectos de partes ajenas de uno mismo y el mecanismo de conexión dentro de los procesos psicológicos, Moreno propone dos tipos de compulsión a repetición, que yo comparto:
a- repetición verificante: el retorno de representaciones existentes como reedición del pasado, sea por puro placer (principio de placer) o sea por particularizar lo singular, lo original y lo ajeno del otro, para no cambiarse ni alterarse con ajenidad o alteridad del otro.
b- repetición de diferencias: la insistencia en presentarse las partes ajenas de uno mismo en busca de representaciones o elaboración.
Pienso que podemos incluir en esas repeticiones de diferencias las pesadillas repetitivas postraumáticas, apego ansioso, llantos o reproches repetitivos de un infante o de un amante no comprendido hasta entonces pero con esperanza de serlo algún día. Las frustraciones repetidas o la constatación de la imposibilidad de ser comprendido algún día en esas áreas pueden explicar muchos casos de la depresión anaclítica, el desapego, la resignación, la desafectación, la desesperanza, la melancolía, el suicidio, las neurosis, el autismo psicogénico y las psicosis.
Propongo también añadir en la repetición de diferencias, la repetición de novedades creadas por un sujeto, que el otro no quiere (por temor a cambiar su mundo interno) o no puede comprender (por la insuficiencia de su capacidad de contención y/o conexión). Esto puede explicar el no entendimiento de parejas después del periodo de enamoramiento, o más tarde, debido no solamente al retorno del pasado de cada uno (repeticiones verificantes y de diferencias del pasado) sino también a evoluciones diferentes de sus miembros por sus propias creatividades (creación de nuevas diferencias). En este último caso la repetición ya no sería por compulsión sino por convicción consciente.
En todas esas repeticiones con sentidos psicológicos se excluye la hipótesis de pulsión de muerte (compulsión de repetición ya no es una necesidad de repetición sino es una repetición de necesidades). Efectivamente, la repetición verificante es una forma de repetición del principio de placer, o es un mecanismo de defensa para no alterarse y angustiarse por las partes ajenas del otro, seguramente para mantener un equilibrio ya precario. Sería una forma de narcisismo patológico. Mientras que en las repeticiones de diferencias el sujeto presenta repetitivamente sus propias partes ajenas (aunque sean dolorosas), esperando y confiando todavía al otro para que le ayude a contener y a comprender (creando nuevas representaciones) sus partes ajenas, y eventualmente gratificarlas. En casos de falta de empatía o contención del otro y consecuentes frustraciones pueden producir en el sujeto angustias traumáticas, inhibiciones, síntomas y aun desorganización psicológica (psicosis). Esto puede también explicar porqué duele tanto la vivencia de la confianza traicionada, que empuja a veces a la destrucción del otro o aun de sí mismo. Tal vez estos mecanismos expliquen la intensidad tan grande de pasiones amorosas y sus consecuencias a veces fatales cuando se frustran.
Esos dos tipos de repeticiones pueden ocurrir también en la situación analítica, no solamente en el analizando sino también en el analista. Por ejemplo, el analista puede repetir sus teorías y actitudes en sus interpretaciones y sus interacciones sin tener en cuenta las partes ajenas del otro para sí mismo y para el analista, en su particularidad, singularidad y originalidad.
En lo siguiente, inspirándome principalmente de novedades de las teorías del psicoanálisis vincular y de otras teorías psicoanalíticas, propongo nuevas modalidades de comunicación y comprensión consigo mismo y con el otro. En varias de estas modalidades se generan nuevas representaciones, nuevos sentidos y nuevas estructuras psíquicas.
- MODALIDADES DE COMUNICACIÓN Y COMPRENSIÓN EN PSICOANÁLISIS
No hay duda que el cachorro humano necesita de relaciones interpersonales para su humanización. Las relaciones del infante se basan inicialmente en comunicaciones emocionales (experiencias) no verbales. Progresivamente el infante empieza a comprender algunas representaciones y conceptos pronunciados repetitivamente en su ambiente aun antes de poder decirlos. Finalmente acaba pronunciando cada vez más palabras en su idioma (lengua materna) y se comunica también cada vez más verbalmente. Stern (1985) describe de manera muy comprensiva el desarrollo del mundo interpersonal verbal del infante y del niño, con sus dificultades y limitaciones.
Se acepta que existen vivencias arcaicas que no llegan a formar representaciones o conceptos, y otras experiencias que forman representaciones pero no llegan a verbalizarse. Efectivamente, ciertas vivencias se denominan inefables por la imposibilidad de ser expresables y descriptibles con palabras.
La relación psicoanalítica se basa principalmente en la comunicación verbal (asociación libre e interpretación), que implica el uso de representaciones, conceptos y palabras (en psicoanálisis de los niños se suplementan con uso de juegos). Aceptando que en la relación psicoanalítica de los adulto ocurren también todos tipos de comunicación y comunión no-verbales y para-verbales, se fomenta la comunicación verbal para simbolizar y discriminar las emociones, y para una mejor comprensión representacional, es decir mejor conocimiento del analizando.
El psicoanálisis se realiza no solamente por la comunicación y la comprensión entre analizando y analista sino también por las del analista consigo mismo en su función de autoanálisis. Por este motivo, antes de describir las modalidades interpersonales de comunicación y comprensión exploro las posibilidades intrapersonales en el analista.
VI.1. MODALIDADES INTRAPERSONALES DE COMUNICACIÓN Y COMPRENSIÓN
En este modelo de funcionamiento mental el sujeto está solo físicamente, o ensimismado en presencia del otro. Puede aplicarse al analista y al analizando. Propongo seis modalidades diferentes:
- El aparato para pensar pensamientos del sujeto (o el yo consciente e integrado) usaría representaciones y afectos relacionados conscientes-preconscientes (sistema Cc-Prec) e integrados.
El sujeto usaría las imágenes, las ideas y otras representaciones conscientes-preconscientes e integradas, generalmente articuladas a palabras.
Esto sería el proceso secundario puro y correspondería idealmente a un sujeto que está solo y reflexiona, medita o realiza algún trabajo intelectual.
El sujeto (el yo consciente e integrado) puede comunicarse con otras partes de su personalidad en las modalidades siguientes y así conocerse e integrarse mejor.
- El sujeto se comunicaría con sus representaciones y afectos Cc-Prec contradictorios, disociados, aislados, rechazados, negados, desmentidos (escisión vertical), forcluidos (rechazo radical), etc.
Esas representaciones y afectos citados abarcan conceptos y mecanismos no iguales. Los considero semejantes por ser diferentes de los reprimidos. Generalmente no son inconscientes y son considerados más fáciles de integración al yo razonable por señalamientos y confrontaciones cognitivas.
Sin embargo, la forclusión del Nombre del Padre es un mecanismo singular según la escuela lacaniana, y es considerada como mecanismo principal de las psicosis (Lacan, 1955-1956; Lander, 2004, 2010). Sabemos de las dificultades del tratamiento de los psicóticos y sus resistencias a renunciar a sus certezas delirantes. Es probable que los procesos psicóticos no se limiten únicamente a un solo mecanismo (la forclusión) y que contengan varios otros.
Aceptamos que personas con cierta capacidad de introspección pueden realizar esta modalidad de comunicación y comprensión (función autoanalítica).
Para simplificar la anotación escribiré de ahora en adelante todas estas representaciones (y afectos) Cc-Prec citados como “Partes Cc-Prec disociadas”.
- El sujeto se comunicaría con sus representaciones y afectos reprimidos (ideas, imágenes, relaciones objetales internos, sentimientos, emociones y pasiones reprimidos).
No existe claridad sobre el grado de la permeabilidad entre los sistemas Inc. y Cc-Prec en “normalidad” y “patología”. Sin embargo me parece posible que una persona introspectiva y sobre todo el analista con su función autoanalítica entrenada se dé cuenta de algunas partes de sus represiones, percatándose de sus derivados y de sus formaciones (sueños, actos fallidos, lapsus, carácter, angustias, inhibiciones y síntomas).
Conocemos menos sobre la comunicación con el inconsciente no reprimido (el ello). Sabemos que muchos mecanismos de autoconservación se regulan inconscientemente (muchas funciones fisiológicas) o se manifiestan fácilmente a la conciencia (necesidades fisiológicas de sed, hambre, excreción). La decisión y la realización de fuga o lucha ante un peligro real, aparte de reacciones reflejas, ya son funciones yoicas conscientes. Mientras que las pulsiones sexuales (sus representaciones y afectos relacionados), como sabemos, pueden ser egosintónicas y realizarse cuando las circunstancias les son favorables, o pueden sufrir todas las vicisitudes de las pulsiones, incluyendo la represión (Freud, 1915a).
Es razonable suponer que después de varios años de análisis personal y de formación, cada psicoanalista tenga menos partes “disociadas” y reprimidas que antes. Sin embargo, sería ilusorio pensar que estas partes se agoten. De otra parte existen posibilidades que estas partes se crean y/o se recrean también continuadamente durante toda la vida.
- El sujeto se comunicaría con las representaciones de sus experiencias del pasado reciente y/o lejano, sean conscientes y/o disociadas y/o reprimidas.
A la diferencia de las tres modalidades anteriores, en estas comunicaciones los sentidos de representaciones anteriores se remodelarían, se cambiarían, se suplementarían o se crearían nuevas representaciones a partir de las preexistentes, y se integrarían o reintegrarían en el yo integrado.
Estos mecanismos del sistema asociativo explicarían los procesos de elaboración, los fenómenos de resignificación del pasado y del “aprés-coup”. Estos mismos mecanismos explicarían también la creatividad por combinación de representaciones anteriores y por creación de nuevas representaciones a partir de preexistentes.
- El sujeto se comunicaría con partes ajenas para sí mismo.
Esta modalidad de comunicación se realizaría por el mecanismo de conexión descrito por Moreno (2002). Este mecanismo supone una entidad en el ser humano que es capaz de conectarse con huellas mnémicas, percepciones y sensaciones internas no elaboradas, y crear nuevas representaciones. Es también probable que sea esta misma entidad la que intervenga en la ligazón de energía psicológica libre, postulada por Freud (1920) (producida en exceso por el ello en ciertas etapas de la vida como la adolescencia, o liberada durante vivencias traumáticas), en nuevas representaciones y eventualmente en nuevas palabras. Este mecanismo realizado, eventualmente repetido en la soledad, cooperaría con todas las repeticiones de diferencias en las relaciones interpersonales para elaborar, o crear sentidos, las partes ajenas de uno mismo. Las pesadillas repetidas en las neurosis traumáticas o re-memorizar en soledad o el contar repetido del trauma al otro entrarían también en esta modalidad de comunicación con sus partes ajenas para elaborarlas (crear y buscar sentidos) a solas o con la escucha, la contención y eventualmente la significación del otro. Volveré sobre las partes ajenas de uno mismo en la sección VI.2. (Las modalidades de comunicación de 37 a 42).
Este mecanismo es similar al aparato de formar (crear) pensamientos en el proceso de pensar y la función alfa teorizados por Bion. Sin embargo, la proposición de Bion sobre la existencia de preconceptos innatos para creación de los conceptos y pensamientos me parece inaceptable. Porque, aunque existan algunos preconceptos innatos para las funciones de autonomía primaria, no puede abarcar para determinar la totalidad de conceptos posibles. Además, este postulado bioniano es determinista (herencia biológica) y excluye la posibilidad de creatividad y la libertad humanas. Mientras que la función alfa no tiene esta limitación y da posibilidad de creación de nuevas representaciones no predeterminadas por herencia biológica.
- El aparato de pensar pensamientos puede también comunicarse con las novedades de su parte creativa específica, en ausencia del otro.
Postulo esta parte creativa específica por pura imaginación del ser humano como suplemento a otras partes creativas postuladas anteriormente en la intersubjetividad y la interacción vincular (la creatividad se originaría en el compartir de subjetividades y en la interacción con partes ajenas del otro, respectivamente), y a las partes creativas postuladas que recombinarían los elementos o las representaciones ya existentes (Acevedo y col., 2009).
Con esta modalidad el sujeto crearía algo totalmente nuevo y original: una representación, una idea, una imagen, un concepto, una hipótesis, una explicación, un mecanismo, un objeto, una obra de arte, etc.
Considero la parte creativa específica del hombre humano como su capacidad de crear más de lo que ha recibido biológicamente (desplegar su saber instintivo: ejecutar pautas de comportamiento fijas; realizar los preconceptos y fantasías originales filogenéticas) y también de crear más de lo que ha recibido culturalmente (consciente e inconscientemente). La herencia cultural incluye las inscripciones de representaciones de otros por imposición, imitación, identificación, educación; el discurso del Otro (Lacan); y los mensajes enigmáticos de los padres y de otros (Laplanche, 1992). Esta parte específicamente creativa debió estar al origen de la humanización del hombre animal, y está también en la base de crear cultura sin cesar (evolución cultural).
Balint (1967) había denominado como “ámbito de creación” la soledad que necesita un creador, sin hipotetizar sobre los posibles mecanismos. De hecho, los mecanismos de creación siguen siendo enigmáticos y misteriosos (Brainsky, 1997; Flórez L., 2000; Sánchez Medina, 2003), como también los mecanismos que evolucionaron el hombre animal al hombre humano.
Mi postulación de esta parte creativa específica diferente del aparato de pensar pensamientos implica que ella no es consciente o no es totalmente consciente. De hecho existen indicios que sugieren la intervención de otras partes de la mente, como ocurrió a Kekule (habría descubierto en un sueño la fórmula del benceno) o como indica el dicho “consultar con la almohada” ante una situación difícil de decidir. Sánchez Medina (2003) postula un proceso terciario preconsciente en los procesos de creación.
En la creatividad total de un sujeto, al lado de su parte creativa específica, pueden intervenir todas sus otras partes personales: el inconsciente no reprimido y reprimido, sus partes ajenas, los objetos internos y las relaciones vinculares e intersubjetivas. Es decir que pueden intervenir también los mecanismos de asociación, de conexión, la función alfa y eventualmente otros mecanismos desconocidos. De todos modos, en las motivaciones de procesos creativos deben intervenir, además de elaborar y reparar el pasado de sí mismo, la anticipación del futuro y la proyección de sí mismo en lo mismo y sus satisfacciones imaginarias.
Se acepta que la humanización se inició y sigue su evolución cultural con los mecanismos de creatividad y su gran capacidad de aprendizaje. No sabemos si existe en el ser humano una pulsión epistemofílica hipotetizada por Freud. Empero, todo indica que la curiosidad y la creatividad son las características más importantes del ser humano comparado a otras especies animales.
La creatividad y la originalidad de una persona puede perturbarse o inhibirse por múltiples factores: falta de desarrollo de su potencialidad; represión; opresión por la autoridad; rechazo de singularidad y originalidad por sometimiento “voluntario” (por temor a perder el amor y la seguridad otorgada por el otro), etc.
Veremos en la sección siguiente cómo puede intervenir esta creatividad específica en la relación psicoanalítica.
Las modalidades intrapersonales de comunicación y comprensión que he descrito no excluyen otras posibilidades: por ejemplo, entre partes conscientes y no integradas y partes denominadas 3, 4, 5 y 6 (casos de personalidad múltiple serían ejemplos para investigar); entre partes reprimidas y partes denominadas 4, 5 y 6; entre parte 4 y partes denominadas 5 y 6; y entre parte 5 y parte 6, respectivamente. En esas diez modalidades suplementarias, las comunicaciones no se integrarían de una vez en el yo consciente e integrado, sin embargo pueden volverse conscientes posteriormente por vías indirectas.
Aun sin tomar en cuenta las vivencias emocionales que pueden manifestarse a veces rápidamente sin ligarse a una representación verbal, las posibles modalidades de comunicación y comprensión intrapersonales descritas, considerando además que pueden funcionar al mismo tiempo, demuestran la complejidad del funcionamiento mental en soledad o en un estado de ensimismamiento en presencia del otro.
VI.2. MODALIDADES INTEPERSONALES DE COMUNICACIÓN Y COMPRENSIÓN
Tomo como prototipo las modalidades de comunicación y comprensión entre el analista (el primer sujeto o S1) y el analizando (el segundo sujeto o S2), aunque se pueda también aplicarse a las comunicaciones entre dos sujetos cualesquiera.
Propongo cuarenta y dos modalidades posibles de comunicación para el analista con su analizando. Hay que señalar que esta división es artificial, es decir que es un modelo comprensivo (metapsicológico). Además, en la realidad varias de ellas deben funcionar al mismo tiempo.
- Comunicación entre representaciones de palabras y afectos conscientes-preconscientes e integrados (en lo siguiente anotaré lo anterior como representaciones Cc integradas) de S1 y de S2.
Esta modalidad sería una situación ideal donde el analista y el analizando se comprenderían intelectualmente y emocionalmente a la “perfección”.
- Entre “representaciones Cc integradas” de S1 y “Partes Cc-Prec disociadas” del S2 (recordemos que esas partes disociadas de S2 incluyen representaciones y afectos Cc-Prec contradictorios, disociados, aislados, rechazados, negados, renegados, forcluidos).
En estos casos, el analista, señalando y confrontando, ayuda a integrar la personalidad y la identidad del S2.
- Entre “representaciones Cc integradas” de S1 y representaciones (y afectos) reprimidas de S2.
Incluiría todas las formas de repeticiones y reediciones del pasado reprimido en la transferencia y fuera de transferencia, y las formaciones del inconsciente reprimido del S2.
El analista interpreta estas manifestaciones del S2.
- Entre “representaciones Cc integradas” de S1 y partes ajenas del S2 para S2.
El analizando repetiría sus partes ajenas para sí mismo para crear representaciones y sentidos. El analista ofrece nuevas representaciones o nuevos sentidos al S2 sobre esas partes ajenas de sí mismo. En esta modalidad suponemos que el analista ya tiene representaciones integradas sobre esas partes ajenas del analizando para sí mismo. Las partes ajenas de S2 para sí mismo pueden ser también ajenas para el analista. En estos casos el analista tiene que crear nuevas representaciones en sí mismo para comprender a su analizando, y luego transmitir esa comprensión a su analizando para crear nuevas representaciones y nuevos sentidos en él (ver la modalidad 28).
Varios autores ya habían propuesto la necesidad de creación de nuevas representaciones o nuevos sentidos en personas con déficit (Killingmo, 1989), en pacientes graves (Green, 1993, 1998) y en la parte psicosomática de la personalidad (McDougall, 1989, 1996). Otros habían usado conceptos diferentes, pero equiparables a la creación de nuevas representaciones, como elaborar, simbolizar, “psicologizar”.o “mentalizar” las vivencias traumáticas y no elaboradas (Brainsky, 1988, 2001; González, 2003).
- Entre “representaciones Cc integradas” de S1 y reacciones nuevas de S2 a las interacciones actuales en las sesiones con el analista.
Se supone que esas reacciones del analizando no son repeticiones y reediciones de lo reprimido ni las repeticiones de las diferencias. El analizando crea novedades en sus interacciones con el analista (Stern y col., 1998; Berenstein, 2001, 2004; Stolorow y col., 2004). El analista vive la situación y eventualmente reconoce y explica las novedades del analizando. Esto implica que el analista tiene esta posibilidad dentro de sus teorías, sino caerá en el error de interpretar todo en transferencia, es decir en función de la repetición o la reedición del pasado del analizando. Estas reacciones nuevas en la interacción se observan a veces en los analizandos, inicialmente muy sometidos o muy temerosos, cuando empiecen a cuestionar las interpretaciones o ciertas actitudes del analista. De esta manera constatamos que el analizando está adquiriendo mayor capacidad de pensamiento y mayor libertad de expresión durante las sesiones.
El analista necesita crear nuevas representaciones por el mecanismo de conexión en casos de no tener representaciones correspondientes a las reacciones nuevas de su analizando (ver la modalidad 29).
- Entre “representaciones Cc integradas” de S1 y la creatividad específica de S2 (en ausencia del S1).
La nueva creación de S2 no está determinada necesariamente por el pasado (aunque no estén excluidas las posibilidades de creatividad por recombinaciones de representaciones preexistentes o creación de nuevas representaciones a partir de preexistentes, como ocurre en los fenómenos de resignificación) ni por las interacciones actuales en el vínculo (presencia concreta). El analizando crea algo nuevo fuera de la sesión, o en un estado de ensimismamiento en la sesión, y lo comenta al analista. El analista reconoce la creatividad constructiva nueva del analizando, o informa eventualmente de consecuencias peligrosas si realiza una creatividad dañina para sí mismo y/o para otros.
Los “nuevos comienzos” pueden así ocurrir dentro de las sesiones en las interacciones con el analista (modalidad 5) como describe Balint (1967) o fuera de las sesiones en la soledad por pura imaginación y creatividad.
Además, el analista que tiene dentro de sus teorías estas dos últimas posibilidades (modalidades 5 y 6) puede anticipar y esperar las reacciones nuevas en las interacciones o creatividad en la soledad de su analizando.
Las 6 modalidades anteriores son modalidades ideales de comunicación y comprensión para el analista porque suponen que el analista comprende con sus representaciones conscientes e integradas (y con los afectos relacionados) a su analizando y comunica su comprensión cuando sea necesaria.
Sin embargo, como todos sabemos, la comprensión del analista a su analizando no es tan simple ni tan fácil. En la realidad de la situación psicoanalítica deben intervenir simultáneamente varias de las modalidades siguientes que dificultan la comprensión del analista. En cada uno de los seis bloques siguientes de modalidades una parte diferente del S1 se comunica separadamente con las 6 mismas partes consideradas del S2 en las modalidades anteriores de 1 a 6.
Las modalidades 7 a 12 se realizarían entre “Partes Cc-Prec disociadas” de S1 y las 6 mismas partes consideradas del S2 en las modalidades anteriores.
En estos casos el analista puede no comprender a su analizando y eventualmente perturbarse; no puede usar su función analítica sino después de integrar su comprensión, su equivocación o su acting out iniciales. Si el analista no tiene suficiente función de autocontención de sus partes “disociadas” en la situación psicoanalítica, puede interpretar o hablar rápidamente, más para tranquilizarse o defenderse (eventualmente para atacar, produciendo un efecto iatrogénico en su analizando) que para ayudar a su analizando. En casos en que el analista tenga partes “disociadas” no contenidas y no controladas por su función analítica puede realizar acuerdos “disociados” (por ejemplo, desmentidos como en las perversiones, o forcluidos como en las psicosis) con su analizando de manera transitoria o permanente.
Las modalidades 13 a 18 se realizarían entre representaciones y afectos reprimidos de S1 y las 6 partes mencionadas de S2.
Esto implica que el inconsciente reprimido del analista puede ser afectado por la parte consciente integrada y no-integrada (“disociada”) de su analizando, su inconsciente reprimido, sus partes ajenas para sí mismo (de S2), creatividad de S2 en su interacción con el analista y en soledad. De hecho, la modalidad 15 representa la comunicación de Inc. a Inc., postulada por Freud y aceptado por los psicoanalistas.
En estas seis modalidades posibles de comunicación, dependiendo del grado de permeabilidad entre sistemas Cc-Prec. e Inc. del analista, puede ocurrir la comprensión del analista. Es probable que, al menos inicialmente, ocurran con más frecuencia la no comunicación debido a los “puntos ciegos” del analista. Por ejemplo, el analista puede rechazar los intentos de comunicación del analizando con alguna identificación proyectiva, haciéndose “sordo, ciego e insensible”. Cuando ocurra la comunicación y no comprensión, el analista debe afectarse inicialmente, eventualmente puede turbarse y conmoverse, sin entender la situación. La afectación puede incluir todos tipos de “malestares” o “bienestares”, actuaciones (puede resultar de su contraidentificación proyectiva) y somatizaciones inexplicables. Es probable que las vivencias descritas como la neurosis de contratransferencia correspondan a estas afectaciones del analista. El analista puede explicarse su afectación o su conmoción después de llegar eventualmente a insight, y luego puede interpretar las partes correspondientes a su analizando. En casos de no comprensión del analista pueden constituirse “acuerdos inconscientes” entre el analista y el analizando (Yamin, 1978). Esos acuerdos serían inconscientes solamente en el analista, porque pueden implicar en el analizando las 6 partes mencionadas en las modalidades de 1 a 6.
Según mi hipótesis clasificatoria, las 18 posibilidades anteriores de comunicación ocurren en el sistema asociativo del analista. Es decir que las representaciones y los sentidos ya existen en el analista bajo formas conscientes integradas, conscientes “disociadas” o reprimidas. Durante esas modalidades los sentidos de representaciones del analista no se modifican.
Según mis conocimientos, son teorizadas bastante en psicoanálisis las comunicaciones y comprensiones entre partes Cc-Prec e integradas del analista y partes Cc-Prec integradas (modalidad 1), no-integradas (modalidad 2) y partes reprimidas del analizando (modalidad 3), y la comunicación entre los dos inconscientes (modalidad 15). Mientras que las otras modalidades no son consideradas por la mayoría de los psicoanalistas. Sin embargo, como he anotado anteriormente, varios autores ya habían señalado la necesidad y la posibilidad de creación de nuevos sentidos en pacientes graves, somatizadores o con déficits (modalidad 4). Más especialmente, los intersubjetivistas y los partidarios del psicoanálisis vincular habían enfatizado la posibilidad de creación de nuevas representaciones y nuevos sentidos en el analizando (modalidad 5). Además, el psicoanálisis vincular enfatiza la posibilidad de creación de nuevas representación en los dos sujetos que participan a un vínculo significativo (modalidades de 25 a 30, que se describen abajo, serían para el analista, y las modalidades de 73 a 78 que se mencionan serían para el analizando).
Las modalidades de comunicación de 19 a 24 se realizarían entre sistema asociativo de S1 (sean reprimidas y/o disociadas y/o conscientes) y 6 partes mencionadas de S2.
La diferencia de estas nuevas modalidades de las 18 modalidades anteriores ya descritas sería la producción en el S1 deremodelaciones, cambios y recombinaciones en sus representaciones anteriores sobre su analizando y eventualmente creación de nuevas representaciones a partir de las existentes sobre él.
Estos procesos enriquecen la comprensión de su analizando y ayudan a reinterpretar, resignificar y rehistorizar su realidad psicológica.
Las 24 modalidades anteriores ocurrirían dentro del sistema asociativo del S1, mientras que las modalidades siguientes se operarían fuera de este sistema asociativo pero sí creando nuevas representaciones totalmente originales, ampliando así los contenidos de su sistema asociativo. Las modalidades de 25 a 30 operarían en el sistema conectivo descrito por Moreno (en presencia del otro) y las modalidades de 31 a 36 en un sistema de creatividad suplementario (en ausencia del otro). Finalmente, las modalidades de 37 a 42 ocurrirían entre la parte ajena del S1 y las 6 partes mencionadas de S2.
Las modalidades de comunicación de 25 a 30 se realizarían por el mecanismo de conexión entre el aparato de crear nuevas representaciones del S1 y todas las partes ajenas del S2 para S1 (alteridad de S2).
Recordemos que el mecanismo de conexión y la teoría vincular implican la presencia concreta del otro.
La ajenidad del S2 para S1 puede incluir elementos de las 6 partes mencionadas del S2 (en las modalidades de 1 a 6). No sobra precisar que ciertos comportamientos, pensamientos y afectos totalmente conscientes e integrados del S2 para sí mismo pueden presentarse a S1 como totalmente ajenos, es decir nunca pensados ni imaginados, tampoco soñados (sin representaciones en el inconsciente), como se dice a veces. De la misma manera, ciertas partes “disociadas”, reprimidas, ajenas para sí mismo, creatividad en el vínculo y en la soledad del S2 pueden presentarse como ajenas al S1.
En estos casos se operaría únicamente el sistema conectivo del analista creando nuevas representaciones. Con el proceso de creación de nuevas representaciones (con sus afectos asociados) en sí mismo sobre el analizando, el analista se enriquece y conoce más y comprende mejor a su analizando, y puede comunicarle sus nuevas comprensiones cuando sean pertinentes.
El psicoanálisis vincular considera inagotables las partes ajenas del S2 para S1 (alteridad de S2). Para que esta afirmación no suene como un dogma misterioso (como si la ajenidad del otro fuera infinita), podemos explicarlo considerando que, aparte de su alteridad por su pasado, la creatividad continua de un sujeto en sus vínculos y en su soledad no deja “agotar” sus particularidades, singularidades y originalidades ante otro sujeto.
Seguramente esas modalidades de comunicación donde se crean nuevas representaciones en las interacciones ocurren con mayor frecuencia en el infante y el niño durante su desarrollo cuando “se inscriben” los elementos de una cultura vigente, incluyendo su lengua materna, o durante periodos de aprendizaje intenso en personas de mayor edad. De otra parte, se conoce mayor capacidad de aprendizaje (plasticidad neuronal) de los jóvenes comparado a personas de mayor edad.
Las modalidades de comunicación de 31 a 36 se realizarían entre parte creativa específica de S1 y las 6 partes consideradas del S2.
Recordemos que la parte creativa específica de un sujeto funciona en soledad o en un estado de ensimismamiento en presencia del otro.
Esta hipótesis implica que no han funcionado suficientemente bien los sistemas asociativo y conectivo del analista durante la sesión para producir nuevas representaciones correspondientes a las manifestaciones de partes ajenas de su paciente (para el analista). Sin embargo, el analista quedaría afectado durante la sesión de cierta manera, “preñado”, “fecundado” o “preconcebido” por cosas o elementos de su analizando y seguiría “elaborando” o “trabajando” después de la sesión. Estas afectaciones y “elaboraciones” pueden manifestarse por preocupaciones conscientes sobre la no comprensión de su analizando y/o por elementos no conscientes en los sueños contratransferenciales.
El analista en su soledad (ámbito de creación), como resultado del funcionamiento de su parte creativa específica, llegaría a crear representaciones y comprensiones totalmente originales sobre su analizando. Esas posibilidades implicarían el uso de su libertad creativa específica además de su creatividad por combinaciones de sus representaciones, intersubjetividad y vincularidad. De todos modos, el analista debe presentar a su analizando esas nuevas representaciones después de una revisión crítica, como hace con sus comprensiones en las sesiones, como nuevas hipótesis. Debe buscar la validación o invalidación de su creatividad con su analizando, porque puede también equivocarse.
La posibilidad 36 corresponde a la posibilidad extrema de crear una representación original en S1 sobre la representación creada y original del S2, y en ausencia de S2. En esta situación suponemos que el S2 ha contado su creatividad al S1 anteriormente. Aunque parezca algo absurdo a primera vista, podemos imaginar que a veces las personas cooperan para aumentar la suma de sus creatividades, como ocurrió en la construcción de la primera bomba atómica. La creatividad de uno puede inducir otra creatividad en el otro, estén juntos en interacción o estén separados.
De otra parte, es probable que la parte creativa específica esté involucrada en el trabajo del sueño, en las creatividades originales religiosas, artísticas, lingüísticas, científicas, y también en la creación de todos los síntomas, incluyendo neorealidades en los procesos psicóticos. Sin embargo, en los procesos psicóticos se pierden en gran parte la intersubjetividad (salvo en las psicosis simbióticas y las folies á deux) y la discriminación entre la imaginación y la realidad, es decir no funcionan el juicio crítico y el juicio de realidad.
Las modalidades de comunicación de 37 a 42 ocurrirían entre las partes ajenas de S1 para sí mismo y las 6 partes mencionadas de S2.
Estas modalidades serían las hipótesis más especulativas de este trabajo, puesto que, aunque existieran esas modalidades de comunicación, no se producirían inicialmente ninguna comprensión en S1. Porque la parte ajena para uno mismo se definió por la existencia de elementos que no tienen representaciones. Sin embargo, como he anotado anteriormente, la parte ajena de uno mismo, aparte de tener contenidos del pasado, puede ser afectado por factores externos actuales, como traumas nuevos.
En esas modalidades de comunicaciones las afectaciones de la parte ajena del sujeto pueden ser cualitativas, como excitación de lo existente, y/o cuantitativas, como aumento de su contenido.
Hemos aceptado anteriormente que las partes ajenas de uno mismo son capaces de producir repeticiones compulsivas (huellas mnémicas arcaicas no elaboradas, exceso de pulsiones del ello) y perturbar la integridad yoica en ciertas condiciones, como pesadillas repetitivas de neurosis postraumáticas. La afectación de la parte ajena en las modalidades que estamos considerando, su excitación y/o el aumento de su contenido, puede ser análoga a la activación o aumento de la parte psicótica de la personalidad, es decir como una mayor enajenación o alienación de la persona. Esta proposición no excluye la intervención de partes reprimidas y otras partes de la personalidad en el funcionamiento de la parte psicótica de la personalidad o en los fenómenos más francos de psicosis.
Estas modalidades explicarían, al menos en parte, las relaciones interpersonales que hacen más daño que bien, relaciones que producen angustias intensas y eventualmente síntomas, incluyendo síntomas psicóticos. En estos casos, el otro no solamente sacaría lo peor de uno mismo ya existente (activación de la parte ajena), sino también aumentaría la ajenidad del sujeto para sí mismo.
La hipótesis de Bion sobre el proceso de producción del terror sin nombre en el infante por falla de la función de rêverie de la madre puede ser considerada como un aumento de parte ajena del infante para sí mismo, debido a la introyección de elementos sin sentido (sin representaciones) por la comunicación interpersonal. De la misma manera, el funcionamiento insuficiente de la función alfa y la producción excesiva de elementos beta en los procesos de psicotización descritos por Bion, pueden ser provocados por las relaciones interpersonales y pueden ser considerados como un aumento de parte ajena de la personalidad.
De otra parte, podemos también postular el aumento de partes ajenas para uno mismo en los fenómenos de descompensación psicológica traumática, simbiosis patológica, folie à deux y en la vida de parejas conyugales cuyos miembros “enloquecen” el uno al otro (Solis Garza, 1987).
Por otro lado, los procesos de psicotización descritas por Freud, que incluyen la desorganización de representaciones de sí mismo y del mundo, pueden equipararse a un aumento de partes ajenas de uno mismo. Efectivamente Freud explica la angustia del fin del mundo y de sí mismo (despersonalización y fragmentación del self) por el retiro de catexias de representaciones de cosas (y de sí mismo, nosotros añadimos) (Freud, 1910, 1924). Por otro lado, cuando Freud (1937) afirma que existe un fragmento de verdad histórica en los delirios, está diciendo de cierta manera que el proceso psicótico se debe a las relaciones reales interpersonales, incluyendo la manifestación en los delirios de vivencias no elaboradas, es decir ajenas a sí mismo.
Los procesos psicóticos pueden incluir inicialmente la excitación y/o el aumento de la parte ajena del sujeto debido a las comunicaciones de esta parte con el otro u otros sujetos. Después ocurriría la desorganización de sus representaciones de sí mismo y del mundo, aumentando así aun más el tamaño de su parte ajena, su enajenación o alienación.
Como vimos, las repeticiones compulsivas de diferencias son intentos de disminuir el tamaño de la parte ajena de uno mismo. Los fenómenos de restitución psicótica serían otros intentos fallidos de calmar la ajenidad excitada o disminuir su tamaño. Es decir que los delirios y alucinaciones serían los procesos de intentar reformar y reorganizar las representaciones fragmentadas y desintegradas del mundo y de sí mismo, aunque ya no correspondan a las realidades anteriores (creación de neorealidades). De todos modos, estas neorealidades delirantes disminuyen generalmente la intensidad de las angustias de desintegración psicológica – pánico psicótico – y del terror sin nombre.
Las personas con mayor capacidad de contención de la excitación y del aumento de sus partes ajenas y con mayor capacidad de conexión con esas partes para producir nuevas representaciones no descompensarían en situaciones que afectan sus partes ajenas, ya sean por factores internos (huellas mnémicas traumáticas no elaboradas, exceso de pulsiones, inconsistencias de su sistema asociativo) y/o sean por factores externos (nuevas vivencias traumáticas o relaciones interpersonales “tóxicas” persistentes).
Es también muy probable que los psicoterapeutas, más especialmente los que tratan casos graves (fronterizos y psicóticos), tengan mayores capacidades de contención y conexión con sus propias partes ajenas que se excitan y/o aumentan de tamaño durante sus comunicaciones con sus pacientes. Las vivencias descritas como neurosis y psicosis de contratransferencia serían como tiempos de descompensación de capacidad de “recuperación” (autocontención y autoconexión) del terapeuta en sus relaciones con sus pacientes. Las funciones analíticas de holding de Winnicott y rêverie de Bion se refieren en el fondo a la autocontención y la autoconexión que estoy proponiendo. Efectivamente es la madre, como el analista, con su función de rêverie y su función alfa, quien crea representaciones y da sentidos a muchas vivencias ajenas de su infante para sí mismo.
Las 42 modalidades interpersonales anteriores postuladas de comunicación y comprensión se refieren al S1. Es decir que existen teóricamente también otras 42 posibilidades para el S2. Serían modalidades de 43 a 84. Sin embargo, como la relación analítica es muy asimétrica, el analizando conoce mucho menos del analista. De otra parte, el analista es un experto en esos procesos de comunicación y comprensión por su vocación y formación, mientras que el analizando no lo es. En consecuencia el analizando puede necesitar explicaciones e interpretaciones repetidas para comprender los mismos hechos psicológicos, y también mucho mayor tiempo para elaborar e integrar sus nuevos conocimientos (representaciones) que se adquieren y se crean durante el proceso psicoanalítico (en presencia y en ausencia del analista). Además el analizando tiene todos sus mecanismos de defensas y resistencias que dificultan su conocimiento de sí mismo.
Sobre esas 84 modalidades teóricas, sólo en dos, la 1 y la 43, los dos sujetos se entenderían perfectamente. Estas dos situaciones ideales obligan a suponer que cada uno entiende el mismo significado por cada palabra. Estas modalidades serían posibles en un lenguaje matemático o entre dos robots programados de la misma manera, eliminando los elementos para-verbales y no-verbales de comunicación y comprensión. Debemos aceptar que en las comunicaciones entre personas siempre intervienen las diferencias en las comprensiones de conceptos y factores no-verbales y para-verbales que afectan y, a veces, perturban la comunicación. Por estos mismos motivos algunos consideran que la comprensión entre dos sujetos es imposible, o es un milagro (Vergara, 1990).
De otro lado, otros tipos de relaciones tienen otras particularidades, singularidades y originalidades. Por ejemplo, la relación de pareja sexual incluye para ambos muchos otros componentes no-verbales y para-verbales: contactos corporales, comunicaciones, vivencias y comuniones sensuales y sexuales, que van más allá de representaciones, palabras y proceso secundario.
En las relaciones interpersonales, al lado de querer comunicarse y comprenderse, existen también modalidades de no comunicarse y no comprenderse como evadir conscientemente temas importantes, mutismo, autismo, o silencios aparentemente inexplicables del analizando en las sesiones. Pero estas áreas también muy importantes salen de las metas de este trabajo.
VII. DISCUSIÓN SUPLEMENTARIA Y ALGUNAS CONCLUSIONES
Todo indica que los seres humanos tenemos una capacidad creativa que no tienen otras especies animales. Se acepta que la iniciación de esta creatividad fue el factor principal de humanización del hombre animal y le permitió, y le permite, su evolución cultural continua.
La construcción de humanización de cada cachorro humano y su evolución (devenir) se realizan de manera particular (como otro miembro idéntico o similar de la familia y de su cultura), singular (único por la combinación de elementos genéticos y culturales preexistentes) y original (por sus relaciones únicas y su creatividad). En consecuencia no existe un ser humano o Naturaleza Humana (aparte de las partes biológicas y de ciertos mecanismos psicológicos compartidos), sino devenir humano. En este devenir, el ser humano ha creado y crea valores humanos que son diferentes según el espacio (según la cultura) y el tiempo (evolución en la misma cultura). El futuro de la humanidad puede depender mucho más de su evolución cultural que de su evolución biológica: podemos autodestruirnos por nuestra creatividad cultural o podemos elegir también evolucionar culturalmente hacia mayor cooperación, justicia y paz interpersonal y mundial.
Freud descubrió el inconsciente dinámico y creó el método psicoanalítico. En sus esfuerzos de comprender totalmente al ser humano propuso tres teorías diferentes de pulsiones dualistas (autoconservación y sexual, narcisista y objetal, y Eros y Tánatos) y dos modelos del aparato mental (teoría tópica que incluye los sistemas Cc-Prec e Inc., y teoría estructural que incluye el ello, el yo y superyó). Empero, Freud no integró suficientemente sus teorías de pulsiones y sus modelos del funcionamiento mental. Varios psicoanalistas desarrollaron posteriormente estas teorías y otros propusieron nuevos modelos de la mente (Klein, Bion, Winnicott, Lacan, Kohut).
Las teorías posfreudianas enfatizaron mucho más las relaciones interpersonales (relaciones objetales, intersubjetivas, vinculares) en la constitución y evolución de la mente humana, incluyendo en el proceso psicoanalítico.
Sin embargo predominó durante muchas décadas en la teoría de la técnica psicoanalítica la interpretación para hacer consciente lo inconsciente y para integrar las partes escindidas y proyectadas, es decir elaborar el pasado y sus reediciones en transferencia de los analizandos (Yildiz, 2008b). Fueron tiempos ideales de quitar las represiones y proyecciones excesivas (per via di levare), y supuestamente no poniendo nada del analista (analista como espejo y su supuesta neutralidad) (Freud, 1904, 1912, 1914).
Seguramente por el predominio del determinismo en las ciencias naturales, la posibilidad de creatividad en psicoanálisis no empezó a teorizarse sino en las últimas tres décadas. Inicialmente se propuso la necesidad de crear nuevos sentidos en los pacientes carenciados de ellos (Killingmo, 1989; Green, 1993, 1998; McDougall, 1989, 1996). En este proceso, el analista pone a su analizando (per via di porre), las representaciones y los sentidos faltantes. En estas situaciones el analizando crea nuevas representaciones y los nuevos sentidos recibiéndolas de su analista. Mientras que el analista entrega lo que ya tiene, es decir que él no crea nuevas representaciones.
La creación de nuevas representaciones y nuevos sentidos en todas las relaciones significativas fue teorizada más especialmente por el psicoanálisis vincular (Berenstein, 2001; 2004; Moreno, 2002). Además, la teoría vincular considera inevitable la creación de nuevos sentidos en los dos sujetos participantes de un vínculo, es decir, no solamente en el analizando sino también en el analista. Con estas proposiciones y demostraciones convincentes, la teoría vincular hace entrar al psicoanálisis, además de tiempos de per via di levare y per via di porre, en modalidades de per via di creare (creación, generación).
En este trabajo, aceptando y ampliando la teoría vincular, propongo nuevos modelos de funcionamiento mental: intrapersonal e interpersonal.
En la situación psicoanalítica, la escucha y la comprensión del analista a su analizando no son procesos simples. Aunque no nos percatemos durante las sesiones, ocurre rápidamente una forma de autocomprensión del analista antes de intervenir o interpretar. Este proceso de autocomprensión del analista puede volverse más consciente cuando es necesario discriminar mejor lo que está pasando en el analizando de lo que está pasando en el analista (en los momentos difíciles del análisis). Esta necesidad de autocomprensión del analista durante la situación psicoanalítica me llevó a repensar sobre los procesos de comunicación consigo mismo y de autocomprensión.
En este modelo intrapersonal de comunicación, el yo consciente e integrado del analista tendría seis modalidades posibles de comunicarse con sus otras partes y comprenderse mejor. Estas modalidades incluyen las comunicaciones del yo consciente e integrado con sus otras partes (de la personalidad total) consciente-preconscientes integradas, partes “disociadas”, reprimidas, representaciones del pasado para su resignificación, partes ajenas para sí mismo y parte creativa específica.
Dentro de estas modalidades intrapersonales, el analista (o cualquier sujeto) puede crear nuevas representaciones o nuevos sentidos en sí mismo en la soledad, resignificando y recombinando sus representaciones anteriores, conectándose con su parte ajena o usando su parte creativa específica. Con esta parte creativa específica puede también crear nuevas representaciones sobre su analizando, aun en su ausencia.
Pienso que la inclusión de conceptos de parte creativa específica y parte ajena de uno mismo y los procesos asociados dentro de la metapsicología pueden suplementar los modelos existentes del aparato mental para una mejor comprensión de hechos psicológicos. Por ejemplo, las vivencias traumáticas actuales pueden manifestarse como ajenas al yo (su inundación) sin ser inconscientes.
En el modelo interpersonal propongo 42 modalidades diferentes de comunicación y eventualmente comprensión para el analista con su analizando. Estas modalidades corresponden a las comunicaciones de 7 partes diferentes del analista (1.parte consciente-preconsciente e integrada, 2. partes “disociadas”, 3. inconsciente reprimido, 4. representaciones para su resignificación, 5. aparato de crear nuevas representaciones, 6. parte creativa específica, y 7. parte ajena para sí mismo) con cada uno de 6 partes diferentes del analizando (1. parte consciente-preconsciente e integrado, 2. partes “disociadas”, 3. inconsciente reprimido, 4.partes ajenas para sí mismo, 5. parte creativa en interacciones con el analista, y 6. parte creativa específica).
Otras 42 modalidades existen también para el analizando.
Estas modalidades interpersonales de comunicación incluyen las posibilidades de creatividad del analista y del analizando no solamente en sus interacciones sino también en soledad de cada uno.
Postular una parte creativa específica en el ser humano puede parecer innecesario y discutible. Sin embargo, pienso que existen mecanismos diferentes de creatividad. Considero la parte creativa específica del hombre humano como su capacidad de crear más de lo que ha recibido biológicamente y también de crear más de lo que ha recibido culturalmente. Balint (1967) ya había destacado la soledad como ámbito de creación, refiriéndose a la creatividad artística. Yo considero la creatividad como novedades no solamente en áreas artísticas, religiosas, lúdicas, deportivas, científicas y tecnológicas, sino también como creación de nuevas representaciones mentales en todas las áreas. Enfatizo más particularmente la creatividad específica por pura imaginación en ausencia del otro en el analista y el analizando, al lado de creatividad en las interacciones (teoría vincular) o por recombinación de representaciones preexistentes.
De otro lado, se puede objetar diciendo que nunca sabremos sí una persona ha usado en su creatividad total una combinación o una remodelación o una reinterpretación de sus representaciones anteriores, o si ha creado representaciones totalmente nuevas y originales. Pienso que la validación de esta hipótesis no puede venir del método experimental ni del método psicoanalítico, sino, por deducción, de la historia cultural de la humanidad y la historia del psicoanálisis. Hay tantas evidencias que el ser humano, en su proceso de humanización y en su evolución cultural, ha creado, y sigue creando continuamente en soledad, nuevas representaciones y comprensiones más allá de combinaciones, remodelaciones y reinterpretaciones de las preexistentes. Como psicoanalistas, con Freud y desde Freud, hemos también creado muchas representaciones y conceptos totalmente nuevos (originales) para explicar hechos semejantes o nuevos.
Considero diferente esta parte creativa al concepto de sublimación (de la libido) de Freud, porque la creación no está dirigida necesariamente hacia aprobación y alabanza de la sociedad ni necesariamente hacia creatividad constructiva o hacia la autoconservación o la conservación de la especie. De hecho, esta parte creativa específica puede también llevar a la autodestrucción (suicidio) y heterodestrucción. Además, el hombre humano puede autodestruirse totalmente como especie con esta misma parte creativa.
Pienso, además que el sentimiento de tener creatividad específica propia, es decir la posibilidad de dar orígenes a nuevos conceptos, cosas o alternativas, puede ser parte principal del sentimiento de libertad de un ser humano. Suplementaría su libertad de pensamiento, fantasía, imaginación, decisión y elección de acción dentro de las posibilidades existentes. Efectivamente la libertad no sería únicamente la elección dentro de las posibilidades existentes, sino sería además la creación de nuevas posibilidades no pensadas anteriormente. Esto puede apoyar también la existencia de cierto grado de libre albedrío, al lado de todos los factores limitantes y determinantes conocidos (biológicos, físicos, históricos, culturales, interacciones sociales y representaciones conscientes e inconscientes preexistentes).
Sabemos que no todos las personas sienten con la misma intensidad el sentimiento de libertad. Al contrario, recordar a alguien con simbiosis patológica su libertad de separación puede tener el efecto de una injuria. De la misma manera, un agorafóbico grave o ciertos psicóticos se sienten encarcelados en su casa o aun en el mundo, sin ningún sentimiento de libertad.
Es muy probable que el sentimiento de libertad disminuya o desaparezca cuando una persona no tiene posibilidad de creatividad o la pierde por diferentes factores. Las situaciones de mayor creatividad aumentarían el sentimiento de libertad del sujeto.
Me pregunto si la gran atracción del poder (normal y patológico o su abuso) no derivaría del sentimiento de gran libertad, y a veces ilusión de omnipotencia, que otorga ese poder. Generalmente el poder posibilita mayor creatividad, dominio y control sobre los otros y las cosas. Porque la creatividad no solamente elabora el pasado (reparación de culpas, etc.), sino, y principalmente, se proyecta hacia el futuro para modificarlo. Poder material crearía cosas materiales y las dominaría, y poder espiritual crearía “cosas” espirituales y las controlaría. Sabemos que las creencias ideológicas dogmáticas (por ejemplo, nacionalismos) aumentan el sentimiento de libertad, hasta poder sacrificar voluntariamente la propia vida. Se constata también que el sentimiento de libertad aumenta cuando la persona construye con su fe una re-creación de sí mismo en otro mundo. Esto debe explicar el poder supremo de la fe y de las religiones en el devenir humano.
El sentimiento humano de poder y consecuente sentimiento de libertad, pueden explicar, más allá, y además de lucha por la supervivencia darwiniana, las luchas entre las personas, las tribus, los pueblos, los conquistadores y los emperadores; es decir la agresión y la destructividad específicamente humanas (otras especies animales no las tendrían). De esta manera, la agresión y la destructividad específicamente humanas resultarían de los procesos de humanización y de evolución cultural, y no de los instintos biológicos. Sabemos por la historia de la humanidad que el poder, y su abuso, ha llevado a más de un poderoso a la destrucción del inocente o de los inocentes, que a veces calificamos (pienso, equivocadamente) como una forma de deshumanización.
Otra originalidad de mis proposiciones es la posibilidad de que la parte ajena de un sujeto para sí mismo se afecte por otro sujeto (modalidades de 37 a 42). En el analista, esta afectación puede ser contenida y eventualmente conectada creando nuevos sentidos. Luego el analista puede devolver al analizando estos nuevos sentidos. En casos de no contención y conexión suficientes pueden llevar al analista a la actuación, la somatización, las neurosis y/o las psicosis de contratransferencia. Asimismo, la descompensación de ciertos pacientes durante un tratamiento puede tener como explicación el aumento de sus partes ajenas para sí mismo que superen sus capacidades de contención y conexión. Estas descompensaciones pueden ser provocadas, entre otros factores, por las intervenciones o actitudes “iatrogénicas” del terapeuta, como equivocaciones en la dosificación y el timing de sus intervenciones, y/o tener intervenciones abiertamente defensivas y aun ofensivas (Rosenfeld, 1987; Álvarez Lince, 1996).
La aceptación de la parte ajena de uno mismo y de los cambios dinámicos de su cualidad y su cantidad por factores internos y externos pueden suplementar otros modelos para explicar mejor el funcionamiento mental humano y sobre todo los procesos de enajenación (las psicosis).
Varias de las modalidades de comunicación y comprensión intra e interpersonales ya habían sido descritas por Freud y otros autores. Me basé principalmente sobre los conceptos del psicoanálisis vincular y el mecanismo de conexión para crear nuevas representaciones en las interacciones en presencia del otro. Suplementé esas modalidades proponiendo posibilidades de creación de nuevas representaciones en ausencia del otro, usando la parte creativa específica cuya existencia potencial postulo en cada ser humano.
Los modelos y modalidades que propongo, como todos los modelos metapsicológicos anteriores, son artificiales. Es decir que no hay que esperar verificar con metodología empírica la existencia de estas partes separadas totalmente de una de las otras, ni sus funcionamientos aislados. Podemos aceptar sus existencias por deducciones a partir de sus efectos, como hizo Freud con el inconsciente reprimido. En realidad varios de estos mecanismos pueden funcionar y funcionan al mismo tiempo, como ocurre generalmente en el analista durante las sesiones. Sin embargo las separo para mostrar las diferentes posibilidades de comunicar y comprender consigo mismo y con el otro. Tomar en cuenta estas divisiones en modalidades diferentes puede ayudar a profundizar y comprender mejor la complejidad de la relación analista-analizando, simplificada a veces demasiado bajo el término de relación transferencial-contratransferencial. En caso de que estas modalidades permitan profundizar más en la comprensión del funcionamiento mental, y lo hace más coherente, pueden suplementar o reemplazar otros modelos.
Las modalidades posibles de comunicación y comprensión intrapersonales e interpersonales que propuse reflejan la complejidad inmensa del funcionamiento de la mente humana y demuestran también la complejidad de nuestra profesión. Aceptar este alto grado de complejidad de la relación psicoanalítica puede también ayudar a valorar más nuestra profesión.
Finalmente, la aceptación de la creatividad humana en el analista y el analizando tiene consecuencias éticas y epistemológicas en psicoanálisis (Yildiz, 2006a, 2006b).
En la parte ética psicoanalítica aumenta nuestra responsabilidad como psicoanalistas en el proceso analítico. Ya no podemos ampararnos detrás de conceptos como el analista espejo y neutralidad, y supuestamente no haciendo sino interpretar el pasado del analizando. Como vimos, aparte de tratar de comprender el pasado de nuestros analizandos, somos creadores de nuevas representaciones en ellos y en nosotros. Estas creaciones dependerán de teorías que usamos, nuestras actitudes en las sesiones y finalmente de nuestra personalidad total.
La aceptación de creatividad, con sus diferentes mecanismos mencionados, en el analista y en el analizando, puede ayudarnos a argumentar mejor contra dos críticas epistemológicas principales hechas al psicoanálisis. De hecho, de un lado se criticó exteriormente al psicoanálisis de no ser una ciencia, es decir no existencia de experimentos repetitivos que verifiquen o falsean sus teorías, como en ciencias naturales. De otro se le reprochó de no poder prever con precisión sus resultados.
La creatividad continua del hombre humano (resignificación del pasado, recombinación de representaciones, creación de nuevas representaciones en intersubjetividad, en interacciones vinculares y en libertad de su soledad) hace menos previsible (menos predeterminado) el resultado del proceso psicoanalítico. La gran diferencia de la terapia psicoanalítica de otras terapias es que el psicoanálisis no trata que la persona sea como antes, o “se curé”) – esto es imposible en el devenir humano por su evolución continua – sino que el analizando se conozca mejor y decida con su libertad aumentada qué hacer consigo mismo y con su vida dentro de sus circunstancias.
Por otro lado, la creatividad humana, y más específicamente su libertad creativa específica (no solamente elegir dentro de los posibles o recombinarlos, sino crear nuevas posibilidades), dificulta o imposibilita la aplicación del método científico utilizable en ciencias naturales a las relaciones interpersonales, incluyendo la relación analista-analizando. Efectivamente, las modalidades de comunicación y comprensión descritas muestran bien que las funciones del analista van mucho más allá que las de un observador participante (sin hablar de observador objetivo o neutral) de una experimentación con los objetos o cosas.
El analista, aparte de tratar de comprender el pasado del analizando, afecta su analizando con sus intervenciones, y es afectado continuadamente por su analizando. De otro lado, el analizando es muy diferente de un simple objeto pasivo de estudio y experimentación. El analizando, otro sujeto de intenciones nuevas y de libertad, no solamente está afectado por su pasado y presente, sino se proyecta continuamente con su creatividad al futuro. Es decir que el analizando, como un sujeto activo, afecta al analista y el proceso analítico todo el tiempo con sus intenciones nuevas y su creatividad en sus interacciones y en soledad. Esto implica también mayor responsabilidad del analizando en el proceso analítico y en sus resultados que en otras terapias médicas.
Este trabajo de investigación y construcción de dos modelos de la mente interrelacionados y de sus modalidades está en desarrollo. Hay que seguir precisando y argumentando más las modalidades no explicitadas suficientemente, incluyendo ejemplos clínicos para ilustrarlas.
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Por Dr. Ismail YILDIZ, Médico Psicoanalista online, Docente de Psicoanálisis, y supervisor, Bogotá, Colombia.
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